jueves, 29 de abril de 2010

Visiones del Quijote: Por Francisco Navarro Ledesma


CÓMO SE HIZO EL QUIJOTE

Don Quijote entra en su casa, cae malo, vuelve a la razón, muere. Una imponderable y grandísima pena inunda nuestro ánimo. LLoramos la muerte de Don Quijote y el renacer de Alonso Quijano el bueno. Nos apesadumbra, no tanto el que Don Quijote muera, como el que muera convencido de que antes había estado loco.
 Nos parece un nuevo engaño su desengaño, una nueva ilusión la pérdida de todas sus ilusiones: y viéndole morir y oyendo sus palabras, a las que ningunas otras igualan en grandeza y sencillez, a no ser las del Evangelio (Nota obvia y revulsiva: el hecho de que yo copie esta comparación no siginifica que la comparta), pensamos todos en nuestra muerte y recorremos nuestra vida y reconocemos nuestro error, y tememos que aún nos queden nuevos retoños de ilusiones en el alma, los cuales, con acerbo dolor nuestro, han de ser arrancados o destruidos. A este íntimo arrancamiento de todo nuestro ser que la muerte de Don Quijote nos causa, no ha llegado ningún otro escritor conocido. Aquí Homero cede, calla Dante, Goethe se esconde avergonzado en su clásico egoismo. Sölo Shakespeare puede mirar con ojos serenos esta gloria superior a las demás humanas, porque sólo él, como Cervantes, supo convertir una lágrima en sonrisa y una sonrisa en carcajada, al final, y trocar la carcajada en sonrisa y hacer que la sonrisa vuelva a ser sollozo.

Y Cervantes, luego que tal hizo, como Dios, vio que era bueno.

De la conferencia pronunciada en el Ateneo de madrid , abril, 1905, por Francisco Navarro Ledesma

Nota Revulsiva (y ya, casi "cansina"):

Tenía el texto que precede a estas palabras escrito de hace un tiempo, y como ahora "ando como ando", aprovecho para publicarlo. Con ello pretendo no olvidar del todo al Quijote.
Pues la verdad es que sí, que ando algo agobiadillo, y me sabe mal tener tanta faena atrasada; no sólo ya las visitas a los blogs de los colegas, sino incluso varios email sin contestar. Quien me lea, que me tenga un poco de paciencia.

domingo, 18 de abril de 2010

FRACASAR MEJOR (III)


Hay algunas temporadas en el año en las que esta uno mas sobrecargado de laboro: veanme si no en la foto que acompaña

Aviso preliminar: El teclado desde el que estoy escribiendo carece de tildes. Por suerte en  nuestra lengua castellana casi todas las palabras son llanas y a la mayoria de ellas no se les pone tilde (de todas las palabras que he escrito creo que solamente a una le falta la tilde; y he puesto solamente porque si llego a poner solo..."la pringo").

A esto de fracasar (lease no poder cumplir con los compromisos) le he cogido el gustillo, y esta ya me hace la tercera entrada.
Uno, que es torpe para asimilar conceptos, cuando se pone en una cosa no puede estar en otra.
Me explico: el tiempo que dispongo a la semana para "culturizarme" (o sea, leer, escribir, visitar blogs de colegas) es aproximadamente de unas 10 a 12 horas,  la mayoria en sabado tarde y domingo.
Desde que estoy inmerso en la lectura colectiva del Quijote, de lo que hara alrededor de unas 70 semanas, por los capitulos trascurridos desde que me enganche a dicha lectura, practicamente mi vida "intelectual" (que bien suena) se ha limitado a este tema. Aparte he leido algunos librillos, pero pocos.
Ahora, yo y mis colegas del Espolon, tenemos que ponernos mano a la obra y sacar el siguiente numero; que bien retrasados que vamos ya.

Me pongo al dia con El Quijote todo lo pronto que pueda

sábado, 10 de abril de 2010

COMENTARIO AL CAP. 2.44 DE DON QUIJOTE




"Basándome en estas ideas, no creo equivocarme mucho conjeturando que la inquina de Nabokov contra Cervantes proviene de una para él dolorosa certeza: la de que don Miguel se le adelantó en vislumbrar el gran tema de las relaciones de un hombre maduro con una nínfula. Aunque lo resolviese haciendo batirse en retirada a su caballero". (Ricardo Bada)

Este comentario pertenece a la Red de Comentarios Quijotescos que desde su blog La Acequia
dirige el que busca en el subsuelo Profesor Pedro Ojeda Escudero


La Marcha de Sancho y la Lolita de don Quijote

Inicia el manco complutense -presentándose como su alter ego: Cide Hamete- este capítulo regodeándose del éxito de ventas (pero con pocos ingresos por derechos de autor) y buena acogida entre los lectores de la primera parte de su libro. Asímismo justifica la inclusión de las novelas interpoladas del Curioso impertinente y la del Capitán cautivo, por parecerle que sin ellas le quedaba:  ”esta historia tan seca y tan limitada como esta de don Quijote, por parecerle que siempre había de hablar dél y de Sancho sin osar estenderse a otras digresiones y episodios más graves y más entretenidos”. (Nota revulsiva intercalada: debería apagar el móvil mientras pienso y escribo este comentario. Acaba de llamar un cliente pidiendo pienso para los pollos, y esto me parece que no casa con El Quijote: ademas me desconcentra. Seguire mañana).

Llega el momento en que Sancho debe de partir a tomar el mando de la insula regalada por el duque. Le acompaña un mayordomo del noble de España, ducho en  artes escénicas: y con esta cualidad se le reflejó a Sancho, ya que vio en él la misma representación, cara y voz de la Trifaldi. Comunica Sancho a don Quijote esta apreciación, a lo que el amo contesta que eso no es posible, puesto que “implicaría una contradicción muy grande”(memorable respuesta, sin duda). Concluyen esta confidencia diciendol el amo a su escudero que le tenga informado de cuanta anomalía viere y descubriere por la insula.

Por orden expresa del duque el rucio desfilaba detrás de Sancho en la comitiva que acompañaba al gobernador en ciernes. Iba el asno “de su alma”  vestido con las mejores galas festivas que borrico de futuro gobernador pudiera lucir: “iba el rucio con jaeces y ornamentos jumentiles de seda y flamantes. Volvía Pancho la cabeza de cuando en cuando a mirar a su asno...”.

“Al despedirse de los duques, les besó las manos, y tomó la bendición de su señor, que se la dio con lágrimas, y Sancho la recibió con pucheritos”.

Estas lágrimas y pucheritos (lástima que no tengamos una foto del momento) barruntaban el derrumbe emocional de don Quijote: “Cuéntase, pues, que, apenas se hubo partido Sancho, cuando don Quijote sintió su soledad; y si le fuera posible revocarle la comisión y quitarle el gobierno, lo hiciera"

La duquesa, que se percató del estado anímico de subsuelo (esta semana el metro me recorre el cerebro, cosas de La Acequia)  que invadia a don Quijote, le ofreció hasta cuatro doncellas de su servidumbre particular, las más curtidas de ellas en “curar melancolías” y síndromes postmarcha de escuderos.
Rehusó don Quijote tan “estrogenado” ofrecimiento, y pidiendo no ser molestado, se recluyó en su aposento: “De nuevo nuevas gracias dio don Quijote a la duquesa, y, en cenando, don Quijote se retiró en su aposento solo, sin consentir que nadie entrase con él a servirle: tanto se temía de encontrar ocasiones que le moviesen o forzasen a perder el honesto decoro que a su señora Dulcinea guardaba"

Sin duda, nuestro casto caballero, debía de tener auténtico pavor a caer en los “suaves” brazos de la lujuria: “la carne (aunque en él menos, por escasa) es débil”.

Ya más tranquilo en su estancia se dispone a desnudarse, y sucede que, al quitarse una media ésta se le agarra, tal vez a su pedestre uña de garra, con el catastrófico resultado de dos docenas de puntos soltados. Se lamenta nuestro “mediático” caballero de su mala fortuna, y de lo que tienen que padecer los pobres para no parecerlo.“Y prosiguió:«¡Miserable del bien nacido que va dando pistos a su honra, comiendo mal y a puerta cerrada, haciendo hipócrita al palillo de dientes con que sale a la calle después de no haber comido cosa que le obligue a limpiárselos! ¡Miserable de aquel, digo, que tiene la honra espantadiza, y piensa que desde una legua se le descubre el remiendo del zapato, el trasudor del sombrero, la hilaza del herreruelo y la hambre de su estómago!»"

Apagó don Quijote las velas e intentó dormirse en vano, pues hacía mucha calor; abre entonces una ventana que daba a un “florido pensil”, para refrescar la habitación, pero en vez de entrar aire fresco, entró el pecado disfrazado de voz de joven mujer. Fue, porque bajo la ventana se encontraban dos doncellitas en tertulia sobre sus incipientes amores. Altisidora, (que hacía poco tiempo que la visitó por primera vez el nuncio, según palabras de Max Estrella) jovenzuela de poco más de catorce años, recitó una canción expresando su amor por el Caballero de los Leones (ya que de Triste Figura ella no le veía nada), porque era un león o auténtica fiera sexual lo que ella reclamaba.

Cantó Altisidora su pasión en tonos burlescos. Don Quijote quejóse en su interior de ser perseguido amorosamente por todas las doncellas que encontraba, y juró en su corazón que a solo Dulcinea sería fiel.

Recoge Ricardo Bada en un pequeño estudio, enlace aqui, que la inquina que sentía Nabocov por don Quijote era debido a que le había robado la idea de Lolita con efectos retroactivos. O sea, casi cuatro siglos antes. Pobre Vladimiro.

Revulsiva Nota:

Insisto en que Pedro nos agasaje  con la lectura en video del fragmento donde don Quijote se lamenta por ser pasto incesante de las llamas que sobre el vuelcan  las damas que se cruzan en su camino:
"-¡Que tengo de ser tan desdichado andante, que no ha de haber doncella que me mire que de mí no se enamore...! ¡Que tenga de ser tan corta de ventura la sin par Dulcinea del Toboso, que no la han de dejar a solas gozar de la incomparable firmeza mía...! ¿Qué la queréis, reinas? ¿A qué la perseguís, emperatrices? ¿Para qué la acosáis, doncellas de a catorce a quince años? Dejad, dejad a la miserable que triunfe, se goce y ufane con la suerte que Amor quiso darle en rendirle mi corazón y entregarle mi alma. Mirad, caterva enamorada, que para sola Dulcinea soy de masa y de alfenique, y para todas las demás soy de pedernal; para ella soy miel, y para vosotras acíbar;"

viernes, 2 de abril de 2010

COMENTARIO AL CAP. 2.43 DE DON QUIJOTE



    "El espiritu de Sancho Panza": el caracter español a traves de los refranes

Tal como reza el epígrafe introductorio a este capitulo, en él se aborda lo concerniente a los segundos consejos que dio don Quijote a Sancho. Y segundos o secundarios consejos se les llama, pues los primarios o principales fueron en el cap. anterior, los que se referían al buen cultivo del alma. Aunque lo de mens sana y el corpore sano (los latinófilos me sabrán corregir) deben ser ambos a una.

Quien escuchara los consejos que don Quijote transmitía a Sancho nunca pudiera decir que no era persona cuerda y cabal. Nuestro flaco hidalgo sólo desvariaba en lo tocante a la caballería andante. De esta forma, “a cada paso desacreditaban sus obras su juicio, y su juicio sus obras”. Menuda dicotomía se nos presenta a los lectores: saber cuando don Quijote muestra su lado cuerdo y cuando el fabuloso o fabulador; ya que los efectos en los lectores (sobre todo en los letraheridos) son más terapéuticos cuando representa su perfil onírico, mas que el telúrico, o de los pies en el suelo con su cruda realidad (ya se sabe, de la nutrición de los sueños para sobrevivir).

Consejos segundos que se mencionan:
"-En lo que toca a cómo has de gobernar tu persona y casa, Sancho, lo primero que te encargo es que seas limpio, y que te cortes las uñas, sin dejarlas crecer, como algunos hacen, a quien su ignorancia les ha dado a entender que las uñas largas les hermosean las manos, como si aquel escremento y añadidura que se dejan de cortar fuese uña, siendo antes garras de cernícalo lagartijero: puerco y extraordinario abuso."

También le aconseja que no lleve los calzones caídos que le arrastren por el suelo porque ello indica flojedad del alma (o que va, como los jóvenes de ahora, a la moda).

“No comas ajos ni cebollas, porque no saquen por el olor tu villanería” (y porque ninguna le va a arrimar los morros).
"Anda despacio; habla con reposo, pero no de manera que parezca que te escuchas a ti mismo, que toda afectación es mala. Come poco y cena más poco ( Sancho pensaba: a mi señor se le ha ido la "olla", si no como mas que mendrugos), que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago. Sé templado en el beber, considerando que el vino demasiado ni guarda secreto ni cumple palabra. Ten cuenta, Sancho, de no mascar a dos carrillos, ni de erutar delante de nadie."

-”Eso de erutar no entiendo -dijo Sancho"
"-Erutar, Sancho, quiere decir regoldar, y éste es uno de los más torpes vocablos que tiene la lengua castellana, aunque es muy sinificativo; y así, la gente curiosa se ha acogido al latín, y al regoldar dice erutar, y a los regüeldos, erutaciones; y, cuando algunos no entienden estos términos, importa poco, que el uso los irá introduciendo con el tiempo, que con facilidad se entiendan; y esto es enriquecer la lengua, sobre quien tiene poder el vulgo y el uso."

Vemos cómo Cervantes se mete a académico lingüista de antaño, dando prácticamente la misma justificacion sobre los motivos para admitir vocablos nuevos en el Diccionario de la Lengua que daría un académico de hogaño.(Ya no solo es la Academia la que Limpia Pule y da Esplendor, sino que hay una empresa que ha encontrado un fin higienizante y un tanto escatologico para las obras literarias: Clic aqui)

También hizo bastante hincapié don Quijote a Sancho para que no incluyese “a troche moche” tantos refranes en sus conversaciones, porque con frecuencia no venían a cuento y parecían más disparates que sentencias. Todos los refranes del Quijote, y aqui los refranes de la Enciclopedia Libre en Español
Sancho le contestó a su amo que él no podía dominarlos ya que le salían de la boca a borbotones irrefrenables.
Pero de lo que más se lamentaba Sancho era de su mala memoria para retener los conejos, y aunque los aceptaba  como necesarios, presentía que por ser tantos, los olvidaría en el momento más oportuno. Don Quijote le sugiere que los escriba y los repase, pero el pobre Sancho se duele de no saber escribir; sólo su nombre sabe hacer y a grandes trazos, como los que se escriben en los fardos o paquetes que se mandan por cosario. Finalmente cae en la cuenta de entregárselos escritos a su confesor para que se los recite en cada confesión.

Le comunica don Quijote a su escudero que no le ve madera de gobernador, que teme ponga la ínsula “patas arriba”; a lo cual Sancho le contestó que, en ese caso, estaría dispuesto a dejarlo porque prefería irse al cielo como Sancho que al infierno como gobernador.

Reconoce por fin don Quijote la nobleza de su subordinado y le premia con la siguiente expresión: “Buen natural tienes, sin el cual no hay ciencia que valga”.

Como broche final a todos los consejos dados y, ante la inminente toma de posesión de la insula por parte de Sancho, don Quijote le manifiesta fervorosamente que se encomiende a Dios.

"Y vámonos a comer, que creo que ya estos señores nos aguardan."

Nota Revulsiva:
Este comentario pertenece a la Red de Comentarios Quijotescos que desde su blog La Acequia dirige nuestro, ojala ya menos febril, profesor Pedro Ojeda Escudero

ÑIÑA QUE HABLÓ ANTE LA O.N.U.